Generación Starlight (1969-1979)

¿Qué ocurre cuando una generación con visión encuentra escasa vía institucional y mediática? ¿Qué responsabilidad tienen las generaciones posteriores en preservar y transmitir esos sueños heredados, siendo provistos de la oportunidad perdida?

Surgimos con el viaje a la Luna, y cerramos nuestros nacimientos con la caída de la Estación Espacial Skylab. Fuimos testigos de la explosión del Challenger, del cometa Halley, de la Supernova de 1987 y de la caída del Muro de Berlín. Algunos nos llaman la Generación Star Wars, pero en realidad somos Starlights: la generación que antecede a los Millennials, y en ella convergemos GenXers, Catalanos, Xennials, Oregon Trails, MTV y sí... también Jedis. A diferencia de las cohortes generacionales canónicas como los Baby Boomers y GenXers, nuestra generación permanece en una zona gris historiográfica y poco o nada reconocida por los esquemas sociológicos convencionales, hasta el punto de —prácticamente— desaparecer de todo registro y contexto.

Pero nacimos y vivimos, y somos soñadores... y soñamos a lo grande. Y aunque el mundo pasara por alto nuestra existencia, alguna vez encarnamos una visión optimista y ecológica del mañana. Una que posteriormente se vio eclipsada por narrativas dominantes del grunge melancólico, la paranoia post-11S y la digitalización masiva del discurso milénico; entendido este último como el modelo del ciudadano idealizado por los medios de los 2000, dada su particular entrada juvenil al acontecer del nuevo milenio. 

¡Pero los Starlights aún vivimos y estamos aquí! 

Para que os hagáis una idea de qué cuernos significa ser un Starlight. Nuestro imaginario visual infantil y preadolescente se vio nutrido de mucho rock y música pop, además de:

  • El futurismo ecológico: el diseño de ciudades magníficas, flotantes, arquitectura modular verde y energía limpia.
  • Los referentes científicos-populares: la astronomía popularizada por Carl Sagan, y el diseño especulativo de las colonias espaciales (O’Neill & Bernal).
  • El arte y visualidad del porvenir: los álbumes, afiches, ilustraciones y murales optimistas y multicoloridos como The Prologue and the Promise" (EPCOT Center, 1983), son auténtico manifiesto gráfico de nuestra sensibilidad generacional.

Este paradigma visual y emocional contrasta con el pesimismo ciberpunk posterior, cuya narrativa distópica fue absorbida por las generaciones digitales tempranas “optimizadas" por los medios periodísticos y la TV. No obstante la brecha generacional, la esencia Starlight pudo ser capturada de rebote por algunos Elder-Millennials que, para efectos de este manifiesto, son lo más cercano a los Starlights después de los GenX “poplites"; y es que debido a factores demográficos y geográficos particulares, muchos Starlights simplemente no llegaron a absorver tanto grunge como sí afectara más ampliamente a GenXers y Xennials.

 La negación de nuestra generación como agente cultural ocurrió en dos fases:

  1. El declive cultural: el auge del grunge, el colapso del idealismo espacial, la desilusión latente post-Guerra Fría, y la demonización política de los '80s dado el consumismo masivo y determinados contextos de gobierno y regímenes (principalmente en Latinoamérica), significaron un primer paso hacia el abismo.
  2. El corte traumático post-2001: el miedo global, el cierre de aeropuertos internacionales, la guerra contra el terrorismo, la securitización cultural, la militarización estética y el desplazamiento de la imaginación colectiva hacia entornos distópicos y urbanos, terminaron por arrojar a los Starlights directos al olvido. Hoy figuran simplemente clasificados como “GenXers" y/o “Xennials".

Los atentados del 11S y sus consecuencias históricas, impidieron, entonces, la continuación de nuestro proyecto generacional “mañanista", provocando una emergencia de propuestas compensatorias que pasaron indetectablemente a la siguiente generación; caracterizada por la anemoia milénica. Fue así que alrededor de entre los años 2004 y 2012, retomaron éstos últimos una porción ínfima de aquellos ideales, apropiándose del mensaje bajo el amparo de los medios que caracterizó al Gen-Y desde sus inicios. A ello se sumó el eco de esas escasas respuestas ante la emergencia del cambio de paradigma global y el Y2K. Surgieron, entonces, discursos y estéticas eco-proyectistas de ornamentación simplista y colores vibrantes de índole futurista y pro-animalistas (🐟) que se vieron reflejadas en productos de venta tan y más masivos que los gestados durante los '80s, además de empapar todo lo relacionado a tecnología de software, pero sin llegar a plasmar con fidelidad suficiente el mensaje que aún vive y respira en los corazones y espíritus Starlights.

De ahí que los Xennials emergieran como modelo en respuesta “aclaratoria" a la percepción social de toda una generación que, en la teoría de ciertos expertos, “no se siente X ni Millennial" o incluso lo contrario, “se siente X y Millennial": una inconsistencia descriptiva típica y simplificantemente bisagral, que no hace honor a la realidad, y que termina por opacar aún más la naturaleza Starlight de —valga la redundancia— nuestra Generación Starlight. Una prole todavía vigente y porción considerable de las sociedades de Occidente y Oriente, quiénes, desde sus grandes centros urbanos, aún viven conectados por la memoria natural de sus adultas vidas pre-Internet. Y que —como en mi caso— aún mantienen contacto epistolar entre antípodas; a salvaguarda de la vieja era del servicio postal masivo y los populares “penpals".

Pero aunque invisibilizados mediáticamente, los “buenos ochenteros" Starlight, subsistímos todavía como memoria viva en:

    • Fotografías en papel, vídeos VHS, programas radiales almacenados en cassettes, archivos digitales y revistas físicas de la época; registraron nuestros pasos, interacciones e inquietudes sobre “el mundo del mañana". Otros vestigios se pueden encontrar en granjerías digitales como copias privadas de Geocities, Wayback Machine y CD-ROMs educativos.
    • Valores culturales de la ecoestética tecnológica, la ciencia divulgativa y el cosmismo humanista.
    • Influencias del diseño contemporáneo y movimientos ecológicos, como el Solarpunk y el Retrofuturismo-verde.
    • Los emojis: 🤟😎✨🎙️🎸🌈🎶🤖♠️👾🕹️🎮📼💾👓🕶️✍️📝✉️💌📬
Abogando, por lo tanto, por una reinterpretación crítica de los marcos generacionales actuales dominados por el discurso milénico (a menudo más centrado en el trauma que en el sueño), la figura de los Starlights emerge como la auténtica precursora del discurso ecológico regenerativo, futurista y disruptivo en el buen sentido de la expresión. Es por ello que el mundo del futuro podría no construirse por fuerza sobre los escombros del pasado, sino más bien sobre los planos de un mañana que ya fue soñado.
¡Kawabonga! 🤙